"En cierta ocasión cuando era joven y lleno de ilusiones, hice una lista de los valores humanos con los cuales yo podía triunfar en la vida. Mi inventario de aspiraciones comprendía los siguientes valores por orden de jerarquía:
Salud-Amor-Talento-Poder-Riquezas-Fama-Trabajo-Belleza-Éxitos-Amistades-Diversiones.
Luego, con esta lista, me fui orgulloso y triunfante a donde un anciano culto y experimentado, pensando que en ella estaba la clave de mi felicidad, y le mostré la lista que yo había escrito. El viejo sabio, leyó mis apuntes. Me miró a los ojos, me sonrió y me dijo: Joven amigo, te felicito. Es una lista excelente y veo que está ordenada de tal forma, que no niego que sea razonable. Pero, ¿sabes una cosa?. Me parece que en ella has olvidado el ingrediente más importante, sin el cual, tu lista se te va a convertir tarde o temprano en una carga intolerable, ¿Qué ingrediente es ese? le pregunté enseguida, con curiosidad.
Entonces el anciano experimentado, por respuesta, tachó mi lista de arriba abajo, y escribió en ella sólo dos palabras mayúsculas: PAZ INTERIOR
Y me devolvió la lista"
La paz interior nos lleva a caminar por la vida con entusiasmo y alegría es lo que hace que nos sintamos verdaderamente felices. Con ella veremos el mundo distinto. No hay vida hermosa sin PAZ.
Como dice el Proverbio:
Mejor comer legumbres donde hay amor y paz, que comer ternero cebado donde hay desamor e infelicidad. Prov 15,16
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