La verdad es que todos llevamos dentro de nosotros mismos un propio altar, si, si, si, en él hemos entronizado a nuestro YO y al que le rendimos culto con bastante frecuencia e intensidad.
La conquista del propio YO es la mayor victoria que se puede lograr es conseguir que la vida no sea dominada por el EGO, sino por la RAZÓN y el CORAZÓN....
Cuanto más perfectos seamos nosotros en nuestra vida, más comprensivos nos mostraremos con las imperfecciones de los demás; por el contrario, cuanto menos perfectos seamos nosotros, más exigentes nos mostramos con los otros....
Siempre estamos inclinados a reprobar y criticar los defectos de los demás, sobre todo aquellos defectos que tenemos nosotros también y que no nos atrevemos a confesárnoslo. Otras veces criticamos los defectos que nosotros no tenemos, como una forma de escape para no reconocer y recordar nuestros propios defectos que nos dominan.....
Los otros días he leído esto:
"Todos lamentamos las injusticias que sufre nuestro mundo de hoy; muchas de ellas nacen del deseo de dominio y del desprecio por las personas; y, si ahondamos en los motivos más profundos, broten de la envidia, de la desconfianza, de la soberbia y demás pasiones egoístas..."
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